Ahora a todos les gusta hablar de números, es la onda, es la que va. Pasando por todos los ámbitos habidos y por haber, tu peso ideal, tu edad ideal, tu calificación ideal y porque no la cantidad de amigos ideales, la cantidad ideal de seguidores en Twitter, la cantidad de visitas, el rating, hasta el número de polvos, todo es un número ideal.
Así vamos transitando, pensando en cuantos kilos nos planteamos bajar, que al final no bajas ni la mitad de lo planificado, en la edad en la que te vas a independizar, la calificación que te vas a sacar, preocupadísimo porque los amigos reales no excedan los dedos de una mano, no vaya a ser cosa que tengamos que recurrir a la otra mano, pensando en quien es el maldito amargado que te dio unfollow en Twitter, pronosticando cuántas visitas tendrá ésta entrada y bueno, de polvos ni hablemos, estamos para otra cosa, esta es la etapa espiritual, ah no, no era así me parece.
En fin, los números viven marcado y determinando nuestra vida, por algo la tan querida e importante matemática nos confunde tanto, es que esta en todos lados y en ninguno a la vez, es como Dios, y ahí me planteo ¿será que Dios es matemática? paso siguiente decido callar por miedo a que se den cuenta que no estoy bien de la cabeza ¿Lo importante? El primer paso es asumir que estás loco, bueno, no era eso, los malditos números están en todos lados, no solo en la cabeza del profesor que nos complica la vida.
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