Si hiciera una marca por cada vez que digo que nunca más voy a volver a hacer algo viviría rodeado de líneas imaginarias. Es así, es la mala costumbre, es volver sobre el mismo error. Tropezar con la misma piedra ¿diez veces? Quizás más veces todavía. La peor parte es cuando sabés lo mal que estás haciendo, o el resultado de la misma ecuación de siempre, porque al final siempre pasa.
'Nunca más voy a tomar', mentira, vas a volver a tomar, sobrepasarte, emborracharte y regresar sobre la misma maldita resaca de todos los domingos. El problema radica cuando te convencés falsamente de la situación, 'nunca más voy a volver a comportarme así', cuando en el fondo sabés que no podés contra esa actitud natural, contra esa entrega total, con esa ilusión chocante.
La peor parte es cuando entregás con ilusión de que alguien te diga 'gracias', estamos en el siglo del estado en Facebook y el tweet en Twitter, ya no se usa más el 'gracias', que antiguo que soy ¡que patético que soy!
En pocas palabras, siempre termina pasando, siempre pasa, siempre volvés a tomar, siempre volvés a comportarte igual, siempre te volvés a entregar, siempre te terminás ilusionando, sabiendo que no existe nada, sabiendo cuál es el resultado de la cuenta, al final, siempre pasa.
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